Set 09 2006

recriação

Publicado por as 23:00 em Blogosfera,Fotografia

PatrickParenteau
foto: Patrick Parenteau

Esta fotografia, publicada há dias aqui na Praça, sugeriu:

1 – Ao Pré, uma leitura muito pessoal, adaptando a conhecida “teus olhos castanhos” à actualidade. Ficou assim:

Teus lábios vermelhos
De encantos tamanhos
São pecados meus
Morangos fulgentes
Cerejas luzentes
E o caso Mateus.
E o chapéu-de-chuva
Assenta-te como luva
E essa sombra então…
Realça o verniz.
Do K(apa) se diz
Que foi prá prisão.

Lábios azuis são exóticos
E eu só um gajo careta.
Lábios pretos são prós góticos
Plutão já não é planeta.
Lábios verdes é coisa quente
Mas já sei que tu não topas
E no médio-oriente,
Vermelhos! Dão tusa às tropas.

Teus lábios vermelhos
De encantos tamanhos
Melhor que geleia.
Para lamber, talvez,
Em noite de estreia
Do Voo 93.
Falar da Natasha, não
Nem do urânio do Irão
Ou das salas de chuto.
Vestes preto pela manhã
Matas em catamaran
Mas não estás de luto.

Lábios azuis são exóticos
E eu só um gajo careta.
Lábios pretos são prós góticos
Plutão já não é planeta.
Lábios verdes é coisa quente
Mas já sei que tu não topas
E no médio-oriente,
Vermelhos! Dão tusa às tropas.

2 – Ao Jota, do La Pinacoteca de los días, o texto que segue:

Te veo marchar como a cámara lenta. Ya sabes, como esos largos planos cinematográficos de las grandes superproducciones de Hollywood que manan todas las emociones contenidas hasta ese momento en la película, todos aquellos sentimientos que la acción o el suspense desterraban de la película hasta ese momento.

Te veo marchar, si, como una de esas mujeres fatales de la novela negra, pero que en esta ocasión se han apiadado del hombre que la miraba con ojos de perro vagabundo, y sólo le hiere el corazón desde dentro, sin ningún tipo de arma blanca. Y mientras te marchas, con ese caminar sinuoso y curvilíneo que te gastas sobre el tacón, tu bolso se contonea con el movimiento de tu brazo, adelante y atrás, suavemente. Completamente seguro estoy que ahí llevas el libro.

Sí, ya sabes, aquella lectura que traías bajo el brazo cuando bajaste del avión algo pálida y triste, tal y como te vas ahora, con el aspecto de un ángel caído del cielo, pero que aún le quedaban fuerzas tras tan agotador viaje para enmarcar una sonrisa. Entonces me contaste como venías desde un lugar que ya quedaba lejano, de pasar una época. Tú nunca te quedabas en el mismo sitio mucho tiempo, y aunque seas siempre la misma, nunca vuelves con la misma imagen. Por eso yo desconfiaba de tu alegría. Pero no notabas mi desconfianza, o quizás la ignorabas, acostumbrada a recibir eso de las personas. Al fin y al cabo no te quedarías para siempre. Nunca lo haces.

Cuando entramos en el taxi tú me enseñaste el libro que traías, un nuevo título que sumar a mis recuerdos, a la estantería de mi mente que sabe guardarlos con cariño del paso del tiempo, y que se materializa cuando los localizo en cualquier biblioteca. Pero nunca compro ninguno. Cuando lo quiero recordar, cuando te quiero recordar, lo saco de la biblioteca y cuando he recordado demasiado, lo devuelvo. Leímos juntos aquel libro que traías, renglón a renglón, página a página, capítulo a capítulo, sin prisa, pero sin pausa. Reímos y lloramos, nos sentimos valientes y cobardes, extrovertidos y tímidos, duros y sensibles. Nos sentimos protagonistas una vez más, una vez al año.

Y ahora que estás en ese vagón, un escalofrío recorre mi nuca porque sé que relees el final del libro pálida, con un aire de tristeza, pasividad e indiferencia que te resultan demasiado familiares. Un nuevo destino te espera, En las últimas líneas se puede leer:

“ha llegado el invierno”

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Uma Resposta a “recriação”

  1. Jota diz:

    Un honor formar parte de este magnífico blog que pronto enlazaré al mío. La Pinacoteca de los días es un blog joven, pero lleno de ilusión por seguir creciendo. Gracias por fijarte en nosotros y si algún otro texto te interesa, avísame y lo añades tranquilamente.

    P.D. (Siento no poder responderte en portugués 🙁

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